PERÚ
Yesenia Álvarez es abogada y directora del «Instituto Político para La Libertad», organización no gubernamental peruana defensora de la educación para la democracia y los derechos humanos en América Latina y el Caribe. Es productora del documental «Cuba y los elefantes» y coautora de un libro publicado en 2021 sobre enfoques innovadores en la defensa de los derechos LGBTIQ+. En 2011 fue becada por el Programa de Visitantes Latinoamericanos de la Fundación para el análisis y los estudios sociales y del CES Centro de Estudios Europeos en España y Bélgica. A través de una beca de la Fundación Friedrich Naumann, Yesenia Álvarez tuvo la oportunidad de participar en seminarios de formación sobre política en la Academia Internacional para Ejecutivos de Gummersbach.
VITA
Yesenia Álvarez es abogada y directora del «Instituto Político para La Libertad», organización no gubernamental peruana defensora de la educación para la democracia y los derechos humanos en América Latina y el Caribe. Es productora del documental «Cuba y los elefantes» y coautora de un libro publicado en 2021 sobre enfoques innovadores en la defensa de los derechos LGBTIQ+. En 2011 fue becada por el Programa de Visitantes Latinoamericanos de la Fundación para el análisis y los estudios sociales y del CES Centro de Estudios Europeos en España y Bélgica. A través de una beca de la Fundación Friedrich Naumann, Yesenia Álvarez tuvo la oportunidad de participar en seminarios de formación sobre política en la Academia Internacional para Ejecutivos de Gummersbach.
Como abogada, ¿qué le llevó a desempeñar su actual actividad profesional en el ámbito de la formación en derechos humanos y la promoción de la democracia?
Tras terminar mis estudios, trabajé un tiempo en la administración pública. Con esta experiencia, me di cuenta de que los cambios hacia una sociedad libre y democrática habían de provenir de la sociedad civil. Por eso, fundamos el Instituto Político para la Libertad (IPL), con objeto de impulsar la libertad a través de la formación política. Parte de mi trabajo consiste en concreto en intentar reforzar el rango de acción de los líderes de la sociedad civil, sobre todo en países donde no hay una democracia consolidada, como Cuba, Venezuela y Haití. En Perú, por ejemplo, defendemos los derechos de la juventud y del colectivo LGBTIQ+.
En su opinión, ¿cuáles son los requisitos básicos para defender los derechos humanos?
Estoy convencida de que, para la defensa de los derechos humanos, se requiere una buena formación política. Para defender los derechos fundamentales, primero es necesario difundir el conocimiento de los derechos humanos y concienciar a los ciudadanos y a las ciudadanas. Como parte de mi tarea en el Instituto Político para la Libertad, hemos formado en derechos humanos a muchos jóvenes y líderes de la sociedad civil explicándoles las funciones y los instrumentos del sistema de protección interamericano e internacional. Animamos a la gente a utilizar los instrumentos de forma activa. Me considero una defensora de los derechos humanos. Por ejemplo, he dirigido la redacción de seis informes sobre derechos humanos que hemos presentado a organismos internacionales de derechos humanos, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Comité de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Se trata de un inmenso compromiso. ¿Ha sufrido ya algún ataque por este motivo?
En 2007, yo y otros cuatro miembros de mi organización, junto con 15 activistas de otros países – todas mujeres – viajamos a Cuba la víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos. Queríamos mostrar nuestra solidaridad con las «Damas de Blanco» de La Habana. Las «Damas de Blanco» protestan cada domingo en la iglesia de Santa Rita para pedir la libertad de sus familiares detenidos. A raíz de nuestra acción, el Régimen de Cuba nos detuvo, nos interrogó y nos expulsó del país. Esto me inspiró para hacer un documental titulado «Cuba y los elefantes». La cinta pretende hacer reflexionar sobre la represión de la dictadura y las experiencias que realmente vive el pueblo cubano.
En su trabajo, usted también apoya específicamente a los defensores de los derechos humanos. ¿A qué se enfrenta este colectivo en su región?
En las sociedades cerradas, los defensores de los derechos humanos se enfrentan sobre todo a la opresión, la persecución, pero también la cárcel. Si dejan sus países de origen, vuelven a encontrarse con obstáculos en el camino. Cada vez resulta más difícil mantener una comunicación segura y sin trabas tanto dentro como fuera de estos países. Esto desmotiva a los defensores de los derechos humanos y también a los que les ayudamos desde fuera. Los regímenes y las dictaduras son conscientes de ello e intentan desalentarlos amenazándolos con la cárcel. En Perú, junto con otras organizaciones, emprendimos una iniciativa ciudadana para que se legitimaran las asociaciones de parejas del mismo sexo. Sin embargo, ni el Parlamento ni el poder judicial movieron un dedo. Queríamos presentar un recurso de inconstitucionalidad para poder debatir el asunto. Pero, para ello, teníamos que recoger 5 000 firmas. Dado que la homofobia está muy extendida, nos resultó extremadamente difícil conseguir las firmas en la calle, no solo dentro del aparato del Estado; sino también en la sociedad. No logramos ganar esta batalla por falta de firmas, pero fue otra muestra de que necesitamos reforzar la formación en derechos humanos y la sensibilización sobre cuestiones de género.
«Para defender los derechos fundamentales, primero hay que concienciar a los ciudadanos y las ciudadanas».
En su trabajo, ¿tiene que luchar contra la desinformación?
Sí, sobre todo en Cuba. En este país, el régimen está llevando a cabo campañas de desinformación específicas contra defensores de los derechos humanos y activistas del país. En un momento dado, nos incluyeron en una campaña de desinformación tildándonos de «mercenarios y opositores a la revolución». El Gobierno intenta desacreditar a aquellos de sus oponentes que luchan por la democracia y la libertad, y también a quienes les ayudan. Quieren que nos amedrentemos y que dejemos de prestarles apoyo.
¿Qué es necesario para poder defender mejor los derechos humanos?
Creo firmemente en la cooperación democrática internacional y en la solidaridad. Cuando las personas y las organizaciones trabajan en red, colaboran y se ayudan mutuamente incluso más allá de las fronteras de sus países, están ayudando a defender los derechos humanos. Un gobierno que desprecia los derechos humanos debe saber que sus defensores y defensoras en el país no están solos. El saber que reciben apoyo les anima a seguir luchando.
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