Las condiciones de reclusión de Maria Kalesnikava son bastante distintas a las de la mayoría de los reclusos. Según ella, la administración penitenciaria la vigila más de cerca y la trata como a una persona propensa a actitudes extremistas. Lleva una etiqueta amarilla en la ropa, como otros condenados por determinados artículos del Código Penal bielorruso.

La Sra. Kalesnikava tiene derecho a celebrar encuentros cortos y largos con sus familiares, en particular, a comunicarse con su padre. Sin embargo, la administración de la colonia le ha impuesto recientemente dos amonestaciones que le impiden reunirse con su padre. La primera amonestación se le impuso por una acusación de trato descortés a un funcionario de la colonia. Mientras se le amonestaba por primera vez, la administración de la colonia penitenciaria observó otro delito en su comportamiento. Se le acusó de interrumpir al jefe de la colonia mientras le imponía la sanción. A consecuencia de ello, también se le denegó a la Sra. Kalesnikava la reunión corta. Dispone de tres visitas regulares al año, tanto de corta como de larga duración. Solo puede comunicarse con amigos y ciudadanos y ciudadanas de Bielorrusia a través de cartas, pero ahora tenemos información confirmada de que tanto las cartas que escribe como las que le envían no llegan a su destino. El único medio de comunicación que podemos considerar relativamente estable es el teléfono (y las videollamadas).

Puede hablar con sus abogados, pero no cuando ella quiera. Primero, en la colonia penitenciaria n.º 4 no hay salas independientes donde los presos puedan reunirse con sus abogados. Las reuniones tienen lugar en la misma sala donde se celebran los encuentros breves con los familiares de los presos. Por tanto, si el cliente se está reuniendo con sus familiares, el abogado no puede acceder a él. En segundo lugar, las reuniones con los abogados solo se pueden realizar previa solicitud por escrito del preso, fuera del horario laboral.

Eso es algo que no puedo confirmar. Nunca se ha dado la situación de que no haya podido reunirme con ella al llegar a Gómel. Sin embargo, a veces solo he podido reunirme con ella cinco o seis minutos, y eso obviamente no es suficiente para proporcionarle asistencia jurídica. También me ha pasado que el personal de la colonia me diga que no habían recibido ninguna solicitud de Maria Kalesnikava, a pesar de que Maria dice que siempre presenta esas solicitudes previamente.

Puedo intentarlo. Las amonestaciones, por ejemplo, pueden recurrirse, y las revisa un tribunal local. Sin embargo, no conozco ningún caso en el que se haya anulado una amonestación tras un recurso. No obstante, en general sí podemos recurrir las amonestaciones, pero solo se nos permite expresar nuestra opinión y puntos de vista. Los funcionarios son los únicos que tienen potestad para decidir al respecto.

No, no puede hablar directamente en público. En teoría, los periodistas y locutores podrían visitar a Maria Kalesnikava y ella podría concederles una entrevista. Los presos tienen ciertos derechos, y uno de ellos es el derecho a tener una opinión y a expresarla. Se supone que este derecho no debe restringirse por ningún medio. No obstante, en la práctica, las únicas personas de fuera de la prisión con las que se ha reunido hasta ahora son sus abogados. Esperamos que pueda volver a ver a su padre y los demás seres queridos lo antes posible.