Además, la comunidad masái conserva la práctica cultural de la mutilación genital femenina (MGF). Esto no es solamente una violación de la integridad corporal, sino que contribuye en gran medida a los matrimonios infantiles. La MGF, infligida a niñas de tan solo 11 años, se ha relacionado con el acoso entre iguales y la pérdida de confianza experimentada por las víctimas. La elevada tasa de abandono escolar de las jóvenes y el consecuente analfabetismo aumentan la pobreza intergeneracional y la desigualdad de género.

Para afrontar estos retos, la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad (FNF) y la Organización de Consultoría e Intercambio de Información de Mujeres del Kilimanjaro (KWIECO) pusieron en marcha clubes de derechos humanos en 12 escuelas de la región del Kilimanjaro. Estos clubes empoderan a los jóvenes de la sociedad para que puedan abordar los problemas de desigualdad de género. Aunque el cambio de la actitud pública hacia la MGF es lento, ha habido algunos logros dignos de celebración. Gracias al proyecto, ha aumento mucho el sentido de la dignidad y la confianza en sí mismas de las jóvenes y las mujeres participantes. También ha habido un cambio notable en la actitud hacia los matrimonios precoces y en la manera de ver la mutilación genital femenina. Algunas niñas que han participado en los clubes son ahora defensoras de los derechos humanos e incluso han llevado a sus madres para que participen en las actividades. El proyecto ha permitido a las mujeres encontrar su voz y luchar por sus derechos humanos.