GERHART BAUM

«Defendamos Europa y nuestra ley fundamental».

GERHART BAUM

«Defendamos Europa y nuestra ley fundamental».

Perspectiva

El periodo de la posguerra llegó a su fin con la agresión a Ucrania. Se ha iniciado un punto de inflexión que plantea cuestiones fundamentales: ¿Qué implicaciones tiene la invasión de Ucrania para el derecho y el derecho internacional, y qué se puede conseguir por las vías legales?

El acuerdo de paz de 1945: el ideal común

Con la guerra de agresión a Ucrania, Rusia no solo ha incumplido este orden jurídico, sino que abiertamente ha dejado de reconocerlo. Y eso tiene su peso: Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad, cuyo cometido es garantizar la paz mundial. Tiene derecho de veto en este organismo y dispone de armas nucleares con las que ahora amenaza a sus oponentes. Además, todo ocurre con la connivencia de China, quien también es miembro permanente del Consejo de Seguridad con poder de veto y una de las potencias nucleares. Se trata de una ruptura sin precedentes del tabú. Se ha cruzado una línea roja. Ni siquiera los soviets se atrevieron a hacerlo en su momento.

En la actualidad, estamos sumidos en un debate mundial: ¿Sigue vigente este orden jurídico internacional o estamos retrocediendo a 1945? Ahora es Ucrania la que defiende nuestros valores. No debe caer, de lo contrario caeremos con ella. 

Este atentado contra el derecho internacional queda aún más claro cuando analizamos los motivos del agresor. Y es recomendable hacerlo si no queremos volver a ser víctimas de la ilusión de que todo ha terminado en esta agresión. Putin pretende que surja un nuevo orden mundial. Quiere desestabilizar Europa y, como dice, «reordenarla». Sin embargo, por ahora ha fracasado. Al contrario de lo que pretende: Europa y la OTAN se han acercado.

Rusia lucha contra el viejo orden y quiere desestabilizar Europa

Esta guerra no es un conflicto regional al que se pueda poner fin rápidamente. Es un ataque al acuerdo de paz establecido en 1945 con la «Carta de las Naciones Unidas». El objetivo ya se indica en el primer capítulo de la Carta: los pueblos del mundo deben preservarse del «flagelo de la guerra». Tras la conflagración mundial desatada por los nazis, los objetivos de mantener la paz y de proteger los derechos humanos se han unido por primera vez en una relación inseparable. Se entendió que la paz no era posible sin proteger los derechos humanos. Se consagró el derecho universal a vivir con dignidad. Conmocionada, la humanidad recobró el sentido tras la catástrofe de 1945. El desprecio de los derechos humanos —se señaló— había conducido a actos de barbarie que, tal y como se indica literalmente en la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» de 1948: «han socavado profundamente el ideal común». Sí, existe un «ideal común». Los derechos humanos deben garantizar el Estado de derecho y no estar a merced de la ley del más fuerte.

El hecho de que la humanidad haya violado repetidamente este orden a lo largo de las décadas no reduce su importancia. El ideal común es la referencia. No ha sido cuestionada en su esencia, ni siquiera por los peores criminales de guerra. Por regla general, se han limitado a negar haber infringido este ideal.

La ley como arma: derecho penal internacional

En la lucha contra el agresor, la ley también se considera un arma. Sabine Leutheusser-Schnarrenberger y yo llevamos aplicando en este sentido el derecho penal internacional alemán vigente desde 2002. Por ejemplo, hemos documentado en un amplio dossier las atrocidades de Mariúpol y Bucha. Las hemos cotejado con la legislación y hemos puesto nombre a los grupos perpetradores. Hemos remitido este material al Fiscal General. Ahora tenemos muchas esperanzas de que no se solo continúe con las investigaciones globales, sino que se acuse pronto a los autores individuales y se dicten órdenes de detención. Pretende ser una señal en medio de la guerra. Todos los perpetradores, especialmente los de alto rango, deben ser conscientes de que pueden ser procesados como criminales de guerra en virtud del derecho penal internacional alemán. La importancia de estos procedimientos no se ve mermada por otras actividades, como las de la Corte Penal Internacional. El derecho penal internacional alemán es de obligado cumplimiento para la judicatura alemana.

El destino de los abogados bajo la dictadura

Los abogados de esta publicación se enfrentan a grandes peligros por defender a los que luchan por la libertad. Lo menos doloroso que pueden sufrir es la retirada de la licencia. No es raro que acaben en un recinto penitenciario junto con sus clientes. A finales del año pasado, mi esposa y yo iniciamos una campaña de recaudación de fondos con nuestra fundación —la «Fundación Gerhart y Renate Baum»— para los abogados bielorrusos perseguidos. También contamos con el apoyo del Colegio de Abogados alemán. Nos gustaría expresar nuestra gratitud por ello. Aún necesitamos ayuda. Sabemos que solo en Bielorrusia más de 50 abogados necesitan ayuda. ¡Necesitamos ayuda urgentemente!

Visiones de futuro: defendamos Europa y nuestra ley fundamental

Después de tanto pesimismo, me gustaría terminar con una perspectiva optimista. Hay luz al final del túnel. Como anciano que soy, muy anciano, he visto cómo nuestra sociedad ha afrontado las grandes crisis. Las imágenes de guerra de Ucrania me recuerdan a las imágenes de guerra que viví en mi infancia en la destruida Dresde, a cuyos bombardeos sobreviví. Éramos refugiados, nos enfrentábamos a la muerte, el hambre y las penurias, como muchos otros que sufren hoy.

Pero hemos conseguido muchas cosas desde entonces: una reconstrucción sin precedentes de nuestro país, moral, política y económicamente. La recurrente acogida e integración de millones de refugiados hasta la actualidad. La unificación europea es un modelo de éxito, pero solo si continuamos desarrollándolo activamente. La liberación y reconstrucción de la antigua RDA y de Europa del Este fue un gran logro. En la actualidad, simplemente tenemos que tener el valor de replantearnos el futuro. Aludiendo a Helmut Schmidt, un joven ucraniano declaró estos días en el ZEIT: «Aquellos que no persiguen una visión, necesitan ir al médico». 

Sí, necesitamos esa voluntad de cambio, con valentía, sobriedad y con algo de pasión. En 1945 teníamos una visión, una visión con cierto impacto. Nosotros, los abogados, también debemos actuar. Tenemos que defender la ley fundamental, ¡la constitución que no tuvieron los alemanes que nos precedieron! ¡Defendamos los derechos humanos! 

Perspectiva

El periodo de la posguerra llegó a su fin con la agresión a Ucrania. Se ha iniciado un punto de inflexión que plantea cuestiones fundamentales: ¿Qué implicaciones tiene la invasión de Ucrania para el derecho y el derecho internacional, y qué se puede conseguir por las vías legales?

El acuerdo de paz de 1945: el ideal común

Con la guerra de agresión a Ucrania, Rusia no solo ha incumplido este orden jurídico, sino que abiertamente ha dejado de reconocerlo. Y eso tiene su peso: Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad, cuyo cometido es garantizar la paz mundial. Tiene derecho de veto en este organismo y dispone de armas nucleares con las que ahora amenaza a sus oponentes. Además, todo ocurre con la connivencia de China, quien también es miembro permanente del Consejo de Seguridad con poder de veto y una de las potencias nucleares. Se trata de una ruptura sin precedentes del tabú. Se ha cruzado una línea roja. Ni siquiera los soviets se atrevieron a hacerlo en su momento.

En la actualidad, estamos sumidos en un debate mundial: ¿Sigue vigente este orden jurídico internacional o estamos retrocediendo a 1945? Ahora es Ucrania la que defiende nuestros valores. No debe caer, de lo contrario caeremos con ella. 

Este atentado contra el derecho internacional queda aún más claro cuando analizamos los motivos del agresor. Y es recomendable hacerlo si no queremos volver a ser víctimas de la ilusión de que todo ha terminado en esta agresión. Putin pretende que surja un nuevo orden mundial. Quiere desestabilizar Europa y, como dice, «reordenarla». Sin embargo, por ahora ha fracasado. Al contrario de lo que pretende: Europa y la OTAN se han acercado.

Rusia lucha contra el viejo orden y quiere desestabilizar Europa

Esta guerra no es un conflicto regional al que se pueda poner fin rápidamente. Es un ataque al acuerdo de paz establecido en 1945 con la «Carta de las Naciones Unidas». El objetivo ya se indica en el primer capítulo de la Carta: los pueblos del mundo deben preservarse del «flagelo de la guerra». Tras la conflagración mundial desatada por los nazis, los objetivos de mantener la paz y de proteger los derechos humanos se han unido por primera vez en una relación inseparable. Se entendió que la paz no era posible sin proteger los derechos humanos. Se consagró el derecho universal a vivir con dignidad. Conmocionada, la humanidad recobró el sentido tras la catástrofe de 1945. El desprecio de los derechos humanos —se señaló— había conducido a actos de barbarie que, tal y como se indica literalmente en la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» de 1948: «han socavado profundamente el ideal común». Sí, existe un «ideal común». Los derechos humanos deben garantizar el Estado de derecho y no estar a merced de la ley del más fuerte.

El hecho de que la humanidad haya violado repetidamente este orden a lo largo de las décadas no reduce su importancia. El ideal común es la referencia. No ha sido cuestionada en su esencia, ni siquiera por los peores criminales de guerra. Por regla general, se han limitado a negar haber infringido este ideal.

La ley como arma: derecho penal internacional

En la lucha contra el agresor, la ley también se considera un arma. Sabine Leutheusser-Schnarrenberger y yo llevamos aplicando en este sentido el derecho penal internacional alemán vigente desde 2002. Por ejemplo, hemos documentado en un amplio dossier las atrocidades de Mariúpol y Bucha. Las hemos cotejado con la legislación y hemos puesto nombre a los grupos perpetradores. Hemos remitido este material al Fiscal General. Ahora tenemos muchas esperanzas de que no se solo continúe con las investigaciones globales, sino que se acuse pronto a los autores individuales y se dicten órdenes de detención. Pretende ser una señal en medio de la guerra. Todos los perpetradores, especialmente los de alto rango, deben ser conscientes de que pueden ser procesados como criminales de guerra en virtud del derecho penal internacional alemán. La importancia de estos procedimientos no se ve mermada por otras actividades, como las de la Corte Penal Internacional. El derecho penal internacional alemán es de obligado cumplimiento para la judicatura alemana.

El destino de los abogados bajo la dictadura

Los abogados de esta publicación se enfrentan a grandes peligros por defender a los que luchan por la libertad. Lo menos doloroso que pueden sufrir es la retirada de la licencia. No es raro que acaben en un recinto penitenciario junto con sus clientes. A finales del año pasado, mi esposa y yo iniciamos una campaña de recaudación de fondos con nuestra fundación —la «Fundación Gerhart y Renate Baum»— para los abogados bielorrusos perseguidos. También contamos con el apoyo del Colegio de Abogados alemán. Nos gustaría expresar nuestra gratitud por ello. Aún necesitamos ayuda. Sabemos que solo en Bielorrusia más de 50 abogados necesitan ayuda. ¡Necesitamos ayuda urgentemente!

Visiones de futuro: defendamos Europa y nuestra ley fundamental

Después de tanto pesimismo, me gustaría terminar con una perspectiva optimista. Hay luz al final del túnel. Como anciano que soy, muy anciano, he visto cómo nuestra sociedad ha afrontado las grandes crisis. Las imágenes de guerra de Ucrania me recuerdan a las imágenes de guerra que viví en mi infancia en la destruida Dresde, a cuyos bombardeos sobreviví. Éramos refugiados, nos enfrentábamos a la muerte, el hambre y las penurias, como muchos otros que sufren hoy.

Pero hemos conseguido muchas cosas desde entonces: una reconstrucción sin precedentes de nuestro país, moral, política y económicamente. La recurrente acogida e integración de millones de refugiados hasta la actualidad. La unificación europea es un modelo de éxito, pero solo si continuamos desarrollándolo activamente. La liberación y reconstrucción de la antigua RDA y de Europa del Este fue un gran logro. En la actualidad, simplemente tenemos que tener el valor de replantearnos el futuro. Aludiendo a Helmut Schmidt, un joven ucraniano declaró estos días en el ZEIT: «Aquellos que no persiguen una visión, necesitan ir al médico». 

Sí, necesitamos esa voluntad de cambio, con valentía, sobriedad y con algo de pasión. En 1945 teníamos una visión, una visión con cierto impacto. Nosotros, los abogados, también debemos actuar. Tenemos que defender la ley fundamental, ¡la constitución que no tuvieron los alemanes que nos precedieron! ¡Defendamos los derechos humanos!  

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